Santo Domingo.- El Dr. Gerardo Roa Ogando, al tomar posesión, del cargo como el nuevo decano de la facultad de Humanidades, emite un emotivo discurso, Señor decano saliente, Dr. Augusto Bravo, Mtra. Altagracia Suero, Vicedecana saliente; directores salientes y directores entrantes; Dr. Álvaro Caamaño, vicedecano entrante. Profesores, profesoras, estudiantes y empleados de nuestra Facultad de Humanidades, mi esposa Ada, mi hija Priscilla, mis suegros, mis hermanos y mis cuñados; uasdianos todos.
Con profunda satisfacción y con un alto sentido de compromiso he asumido la oportunidad que la asamblea de esta prestigiosa Facultad me ha otorgado al haberme elegido decano para que la represente ante el honorable Consejo Universitario. Desde este momento soy el decano de todos y de todas, sin excepción; por lo que mi compromiso incluye acompañar a mis colegas directores en el desempeño de sus funciones que impliquen mayor representación para el logro de una Facultad de Humanidades lo más parecida posible a la concebida por su fundador, el más grande intelectual dominicano, Pedro Henríquez Ureña.
Es propicia la ocasión para invitarlos a que me acompañen a desempeñar el mejor papel posible ante la sociedad dominicana a través de nuestra importante unidad académica. Hoy, más que en cualquier otro tiempo, la vida nos presenta la oportunidad de contribuir con la formación de ciudadanos éticos, de compromiso social y patriótico, como reacción al deseo desmedido de la acumulación de riquezas injustificadas y de la exhibición ostentosa del modo ampuloso y morboso de vida que se difunden como ideología capitalista del consumo, a través de múltiples medios de comunicación masiva e invasiva.
La gestión que desde hoy encabezamos concibe al ser humano como el activo fundamental de las humanidades. Entiende lo humano como toda aquellas facultades, cualidades y calidades que hacen del ser un ente distinto al resto de los demás seres vivientes de su reino animal.
Nuestra visión no concibe al ser humano sólo como ente pensante a secas porque, sobre todo, sabemos que pese a la preponderancia de la Ilustración, la llamada era de la Razón (preconizada por importantes pensadores liderados por Hobbes, Rousseau, Montesquieu, Diderot, D´Alembert, Voltaire, quienes lograron iluminar con su pluma el nacimiento de los estados modernos), el sujeto pensante se hizo responsable del Holocausto, denominación que designa el asesinato de más de seis millones de seres humanos de origen judío, miles de discapacitados, religiosos, homosexuales y envejecientes, etcétera.
Esa misma capacidad de pensar, por demás únicamente humana, fue propiciadora de dos guerras mundiales con las que se diezmó al humano significativamente. La Guerra Fría y las subsecuentes guerras locales, así como los conflictos actuales entre Rusia y Ucrania, se ampararon y se amparan en una falsa conciencia desprovista de virtudes sensibles del ser.