Aunque la tasa de pobreza supera el 23%, la República Dominicana es uno de los pocos países que han logrado mantener estabilidad económica y social en los últimos años, independientemente de la pandemia del COVID-19 y sus secuelas y otros indicadores, que afectan la buena marcha y la paz en el mundo.
Es la República Dominicana la nación del Caribe y de América que mantiene en los últimos 25 años una economía en crecimiento, e incluso, en expansión continua, según explican especialistas locales y organismos internacionales.
El Banco Mundial, por ejemplo, ha establecido que “la oportuna respuesta del gobierno durante la pandemia permitió una rápida recuperación, alcanzando un crecimiento del 12,3% en el 2021”.
Es un justo y necesario reconocimiento al esfuerzo que realizan las autoridades, conjuntamente con el sector privado que, en alianza estratégica, han logrado recuperar el sector productivo de la nación y con él, propiciar nuevos o recuperados nichos para el mercado laboral del país.
Basta decir que la República Dominicana figura en el número siete entre las diez principales economías de América Latina, antecedido por Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y Perú. Le siguen al país de la bandera tricolor, Ecuador, Guatemala y Panamá, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La consolidación del turismo, el aumento de las remesas, la inversión extranjera, la expansión y fortalecimiento de las zonas francas y con ellas el crecimiento de las exportaciones; la misma producción agrícola y agropecuaria; así como las políticas fiscales y monetarias han sido los principales pilares para el impulso de la economía nacional.
Pocos analistas cuestionan el buen desempeño de la economía nacional en lo referente a su estabilidad y crecimiento, su apertura y su robustez, pero hay puntos en los que por necesidad se detienen y es ahí donde comienzan a surgir las preguntas.
¿Por qué ese bienestar económico no se refleja en la reducción de la tasa de pobreza? ¿Cuáles son los factores que impiden que los niveles de vida de la población vayan a la par con ese crecimiento? ¿Qué deben hacer las autoridades para lograr que la estabilidad económica se refleje en el nivel de confianza que dispense la población a sus ejecutorias?…
El mismo Banco Mundial que resalta el fortalecimiento de la economía nacional, asegura que la tasa de pobreza mantuvo su tendencia creciente durante 2021, alcanzando 23,9 por ciento.
Refiere que más de 300 mil personas cayeron en la pobreza desde que comenzó la crisis de la pandemia del COVID-19.
No es descabellado, entonces, que después de casi tres décadas de estabilidad económica, unido a la tranquilidad social y política que, aunque veces se ve amenazada por aumentos de la violencia y la delincuencia, la gente desee sentirla en su cercanía y en la de los suyos, para reducir los niveles de pobreza.
Es necesario que quienes tienen la responsabilidad de estructurar, decidir y aplicar políticas públicas asuman el desafío que presentan los nuevos tiempos que llaman a colocar a la gente en el centro de las acciones económicas y sociales de sus gobernantes.
Es un tema pendiente en la agenda del gobierno, para que siga el desarrollo y el crecimiento de la República Dominicana.